martes, 6 de julio de 2010
"Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros".
En la actualidad se reconoce universalmente la igualdad de derechos de hombre y mujer, incluso las instituciones y trabajos considerados tradicionalmente masculinos han sabido adaptarse a los tiempos y exigencias de una sociedad en continua evolución. Pero ¿Qué ocurre con la iglesia católica? ¿Por qué se empeña en seguir anclada en prejuicios tradicionales propios de otras épocas? ¿Por qué se ha desfigurado la imagen original y el papel desempeñado por las figuras femeninas, algunas de especial relevancia en esta historia? ¿Celos, orgullo masculino, hipocresía ante una sociedad incapaz de asumir su propia evolución?
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